Hará como cosa de cuatro años envié un mail a una empresa llamada "IdeaConsultores" porque me gustaron algunos de los diseños web que había realizado para sus clientes, y yo necesitaba uno. No esperaba una respuesta ni rápida ni demasiado profesional (es a lo que, desgraciadamente, me acostumbré al ponerme en contacto con diferentes "profesionales" que prometían mucho y no daban nada). Éste fue el inicio de un aprendizaje que me recordó (iba a poner "enseñó" pero, en realidad, es algo que ya tenía dentro de mí... aunque cubierto de capas pesadas formadas por algo muy peligroso debido a su naturaleza invisible y opaca a la vez: las "creencias limitantes" que, muchas veces y por distintos motivos, nos autoimponemos sin darnos cuenta y se instalan sin que las veamos - de ahí su invisibilidad - a la vez que no nos dejan ver partes importantísimas de nuestro ser, fundamentales para VIVIR como realmente sabemos que deberíamos hacerlo - por esto digo que son, a la vez, opacas -) una de las lecciones vitales más importantes para cualquier persona: que todo lo que hagamos, y no sólo laboralmente sino que en el resto de los ámbitos de nuestras vidas también, ha de sostenerse en algo tan fuerte y poderoso como es la PASIÓN.
Y hago esta introducción porque (volviendo al inicio del párrafo anterior) recuerdo perfectamente la llamada de un tal Fernando Reynolds al día siguiente preguntándome acerca de varias ideas que le comentaba en aquel mail que le mandé (puedo revivir ese momento sin esfuerzo alguno, y no sólo visualizándolo… también vuelvo a experimentar las emociones de esos minutos de conversación telefónica, mientras conducía mi Seat Ibiza saliendo de Bermeo tras realizar una entrega a un cliente). En ese mismo instante, algunas de las creencias de las que hablaba antes, empezaron a diluirse sin remedio y volvía a emerger la PASIÓN por mi nuevo proyecto empresarial. Pero lo que no olvidaré jamás, es el mail con el que me contestó después de recopilar la información que estimó oportuna en la citada llamada. Nunca había visto (ni he vuelto a hacerlo) una manera más acertada y profesional de atender a un cliente. En ese mail me mandaba un enlace a un vídeo personalizado en el que me explicaba varias cosas. Pinché en él y encendí un cigarro mientras miraba al ordenador desde la cocina (a unos 3 metros de distancia). En cuanto empezó la reproducción me quedé helado. No me lo podía creer. Sentí un cúmulo de emociones (una mezcla de calor y presión formando un “algo” liberador que abriéndose camino desde el estómago hacia arriba como si de un volcán se tratase y que, en mi caso, se materializó en lágrimas de emoción y una sonrisa permanente) que juntas dan lugar a uno de esos momentos únicos e irrepetibles en la vida de cada uno y, en mi caso, sé que era por encontrar esa conexión con alguien a quien le gustan las cosas bien hechas y que nacen de la PASIÓN (¿te acuerdas, Fernando, del mail que te envié contándote algo parecido a todo esto que ahora revivo?... seguro que sí).

Quien esté leyendo esto, probablemente (y con mucha razón) no entienda a qué viene semejante discurso. La explicación es sencilla: cuatro años después de haber tenido la suerte de conocer a Fernando, sigo viendo esos resultados espectaculares en todos y cada uno de los proyectos que decide realizar. Un acabado tan perfecto (obviando y dejando a un lado aptitudes como el saber hacer, buen gusto etc…) como el que tiene el vídeo que ha colgado en su Facebook, sólo lo consiguen los que siguen teniendo VIVA la ILUSIÓN y la PASIÓN por lo que creen y hacen; y, para mí, eso tiene un nombre: ARTE (y, como al verlo/escucharlo/disfrutarlo/sentirlo… el tiempo se para y rinde ante algo tan bello y perfecto y por mi mente sólo pasa un “joder Fernando… que bueno eres cabronazo!!!”, pues me siento en la necesidad de decírselo. Otra manera de decir lo mismo, desde el corazón, sería “GRACIAS”).
Creo que al final me he liado un poco más de lo previsto y puede que, los que hayáis aguantado hasta aquí, estéis pensando que esto más que un comentario parece una declaración de amor. No os culpo porque, de hecho, lo es. Estoy enamorado de la mayoría de cosas que le he visto hacer a Fernando. Y estate tranquilo (ahora me dirijo directamente a ti) que esto no va a pasar de ahí. Si hubieses sido Fernanda, entonces sí que deberías preocuparte!!! Un abrazo crack y no cambies nunca esa manera de bordar casi todo lo que haces!!!!!